lunes, 15 de septiembre de 2008

Una cierta melancolia


Hay en el aire un cierta melancolía
como cuando se alejan los barcos de los puertos
y no se resignan los pañuelos
en el muelle.
Hoy el sol tampoco ha salido.
Llueve desde hace una semana,
desde que llegó el otoño
con su enorme hacha de patíbulo
y decapitó lo más bello y luminoso del paisaje.
Es un verdugo el otoño,
aunque algún poeta del crepúsculo
le haya dedicado sus mejores versos.
La ciudad no es la misma
bajo el cielo oscuro,
nadie es el mismo en esta estación del año,
es difícil encontrar una sonrisa
en días como éste.
De no ser por ti no habría salido con este día,
se me ocurre que hoy sale únicamente la gente
que no falta nunca a ninguna cita.
Voy despacio y seguro
hacia la lejanía de tu rostro.
Un horizonte sin besos
me espera y no me desespero.
Y no me desespero
porque lo sabía amor mío,
sabía que en una tarde como ésta
te irías para siempre.
He visto flotar el adiós en el océano de tus ojos
desde las flores de la última primavera,
desde entonces tienes el equipaje listo y
el corazón viajero.
No estoy abatido ni desencantado de veras,
tampoco sorprendido.
Sé que ninguna de mis palabras
de la más densa a la más intensa
tendrá el peso suficiente de un ancla
para retenerte en este desolado mar.
Si así lo quieres que así sea.
No te pediré que te quedes ni te suplicaré,
nunca fui el capitán de tu barco
tampoco el timonel.
El mar que te lleva es al fin y al cabo
el mar que te trajo,
el mar que siempre se queda.
Estos versos los escribí para ti
esta mañana,
cuando me levanté y sentí en el aire
una cierta melancolía.
Agosto 2008

1 comentario:

K@rL!x dijo...

ALA MADREEE... mano que lindo escribis d vdd! este me parecio peculiarmente increible!